A Ocho Columnas: Visita Papal, momento crucial.

En pocos días, Su Santidad el Papa Francisco llegará a nuestro país. Será su primera visita, y se antoja su única. En una semana recorrerá parte de la geografía nacional, de norte a sur y de oriente a occidente. Estará en ambas fronteras, con toda su problemática; y en entidades tan convulsas como Michoacán. El entorno pareciera no el óptimo para su visita.

Sin embargo, creo que Francisco se encontrará con su grey, y la grey con él. Porque así es México. En los momentos más difíciles, y pese a la adversidad, el pueblo responde y sale avante. Y no; no es entretenimiento como algunos pretenden hacer parecer. Al grado de hacerla parecer un simple acto para “legitimar” al gobierno del presidente Peña Nieto. Va más allá.

La relación del clero católico con la política mexicana ha sido en extremo complicada desde la promulgación de las leyes de reforma por Juárez. En el mejor de los momentos, han vivido una “incómoda coexistencia”, y en los peores momentos, enfrentados incluso en lo militar, como deja constancia la Guerra Cristera en los años 20 del siglo pasado. Y vaya que han cambiado las cosas desde entonces.

Lejos están los tiempos de la primera visita de Juan Pablo II a México en 1979; cuando el entonces presidente José López Portillo recibió al sumo pontífice en el aeropuerto y se despidió de el con el lacónico: “Ahí lo dejo con su gente”. Y también el escandaloso beso al anillo papal de Vicente Fox en 2004. Las reformas al artículo 130 impulsadas en 1992 por el presidente Carlos Salinas de Gortari le dieron la vuelta a la hoja, buscando llevar al reconocimiento pleno de ambas entidades poner fin a casi 150 años de “juntos pero no revueltos”. Una relación hipócrita que siempre contrastó con la fe y entrega del pueblo.

El 11 de agosto de 1993, en momento histórico; en el Palacio de Gobierno de Mérida, Yucatán el entonces presidente Salinas recibió a Juan Pablo II, por vez primera a un Papa en su calidad de jefe de estado Vaticano. Y los próximos días serán también históricos. Enrique Peña Nieto recibirá con todos los honores a SS Francisco en Palacio Nacional.

Uno de los mayores logros del liberalismo; fue la implementación y existencia del estado laico. Un Estado, que no tiene religión oficial alguna, además de ser más democrático en cuanto a la apertura religiosa, está en libertad de reconocer a todas y cada una de las diferentes creencias; y de la misma manera, garantizar el ejercicio del culto. En México, lograr un estado laico costó tiempo y sangre.

Por lo anterior, llama la atención el supuesto “escandalo” sobre la validez o no del matrimonio religioso del presidente Peña Nieto, solapado este, por fuerzas y políticos vinculados a la llamada “izquierda progresista” mexicana, que furibundamente se ha ido con todo y medios afines; cuestionando su enlace matrimonial. Curioso e hipócrita; porque en México, el único matrimonio válido es el que se realiza ante la ley y un juez u oficial del registro civil local. Es el único que genera derechos y obligaciones. Por supuesto, el religioso cumple un papel importante; sea también en lo moral, humano y por supuesto, lo social.

Ese surrealismo de la política mexicana, donde las cosas no son como se esperan, más allá de la complejidad de la misma. La olla de cangrejos, donde a nadie le puede ir bien porque hay que bajarlo a como dé lugar; no importa si para hacerlo hay que ir en contra de las propias convicciones. El interés por encima de todo. ¡Qué bárbaro!

Al final del día, la visita del Papa Francisco espero sirva como un bálsamo para paliar y ayudar a curar las heridas que padecemos en el tejido social. Ya veremos. El tiempo dirá. Que sea por el bien del país.

Que tenga un magnífico día.

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