A Ocho Columnas: Estados Unidos, ante inédito panorama.

La carrera por la sucesión presidencial en los EE.UU. acaba de empezar formalmente. Las elecciones primarias en el estado de Iowa; que abren el calendario electoral en el vecino país, han dado un resultado por lo demás interesante.

El aspirante republicano puntero en las encuestas; Donald Trump, perdió por poco más de 3% frente al senador por Texas, Ted Cruz de origen cubano y que logra posicionarse en mira a las siguientes elecciones el 9 de febrero. Y por otro lado, Hillary Clinton, también puntera por los demócratas, superó por menos de 1% de ventaja al gobernador socialista de Vermont, Bernie Sanders; férreo opositor a las políticas pro-corporativas y empresariales que durante prácticamente todo el siglo XX marcaron a los gobiernos estadounidenses.

Pero aún estamos al arranque. Y muchas cosas pueden pasar, en el anticuado y complicado sistema electoral de nuestros vecinos. Aun no podemos hacer predicciones que vayan más allá de la especulación, sin embargo, el tema de la inmigración ilegal llegó para quedarse y marcará mucho de lo que está por venir. Y seguramente, sea quien fuere electo (o electa presidente) tendrá el tema sobre la mesa para ocupar un sitio preponderante en su administración.

Ahora, extrapolándolo a nuestro país, ¿Qué puede esperar México este año electoral en Estados Unidos? De entrada, todo el ruido, golpeteo y culpa de nuestro país y los mexicanos a todo lo malo que ocurre ahí. Roces entre políticos, congresistas, aspirantes y candidatos que seguramente serán matizados por el Departamento de Estado. A lo anterior, habrá que sumarle la turbulencia por la que pasa el mundo y México, no es ajeno. Si bien han bajado los precios del petróleo, y la caída de China ha impactado significativamente, el hecho que el dólar tenga una fortaleza como la actual, ha mitigado en parte la caída de las exportaciones mexicanas y de facto haciendo más atractivas las manufacturas mexicanas en el exterior.

Una vez pasado el trámite de las elecciones, en noviembre; dependerá quien y en qué forma llegue a la Casa Blanca; así como la composición del Congreso para prever que nos espera en la relación bilateral. Del lado republicano; un seguro endurecimiento de la política migratoria y quizá de otras áreas de interés común. Por los demócratas, es complicado avistar un panorama mejor. El “principal” problema de la política estadounidense hacia México y Latinoamérica es que al primero se le ve como un asunto de índole prácticamente doméstica, y en cuanto a lo segundo; los últimos gobiernos no han mostrado un interés más allá del status quo.

Haciendo a un lado el factor Trump, no veo tampoco una catástrofe. Para bien o mal, México es esencial en la vida diaria de los EE.UU. Geopolíticamente es imposible no hacerlo. La relación seguirá siendo complicada, sin embargo cada vez es más palpable el curso de una agenda norteamericana; concordancias mayores con Estados Unidos y Canadá. Norteamérica y Latinoamérica en ambos extremos del balancín. Tremendo paquete; mantener tres identidades: la propia, la norteamericana y la latinoamericana.

Las reformas emprendidas en la presente administración federal mexicana, darán frutos más allá de 2017 o 2018. 2024 se antoja como la meta más visible. De reelegirse; el próximo presidente de los EE.UU. estaría en sus postrimerías en ese año (terminaría su periodo en enero de 2025) y hablando de México… un fantasma; por concluir su mandato el 30 de noviembre de ese año, 2024. ¿Especular? ¡Ya veremos!

Que tenga un magnífico día.

Comentarios a: emollerb@live.com
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