A Ocho Columnas: Penoso espectáculo en Iowa.

Se le podrá acusar a Jorge Ramos de no seguir el protocolo. De imprudente. Pero la actitud de Donald Trump es de intolerancia extrema. Pedir el apoyo de seguridad para retirar al periodista de una conferencia de prensa en Iowa es deleznable. No suelo usar la palabra «fascista»; ya que además de todo lo que implica es frecuente en quienes se dicen censurados por el gobierno. Sin embargo, el aspirante a la nominación por el Partido Republicano en los EEUU representa fielmente el significado de esta palabra y aún así, sigue subiendo en las preferencias electorales en el vecino del norte.

El enfrentamiento personal de Trump ya no es solamente contra México y sus habitantes. Es contra todo lo hispano, se mueva o no. En reiteradas ocasiones se ha negado a concederle entrevistas a Univisión y en especial a Ramos. ¿Miedo a ser cuestionado? ¿Confrontado con datos duros? En mi opinión es clara y evidente la actitud racista y xenófoba de Trump. Sus ataques dirigidos, culpando los mexicanos de todos los males de su país reflejan; además de una profunda ignorancia, su desprecio ante quien es diferente ante ese sector todavía mayoritario (aunque en franco declive) de la población norteamericana: anglosajones blancos.

Ataca el meollo mismo del origen de los EEUU: una tierra de libertad y tolerancia abierta a todos. Porque son una nación de inmigrantes. Si algo ha hecho grande a aquel país ha sido su diversidad étnica. La conducta de Trump ha sorprendido a propios y extraños, además de dejar perplejo al Partido Republicano; que hoy por hoy no puede quitarse el estigma de racista, anti inmigrante y proteccionista.

Trump insulta a un país entero, denigra a las mujeres, menosprecia a los veteranos de guerra, esparce odio racial, establece estereotipos… sin ningún tipo de empacho; y sigue adelante como si nada. El partido del elefante no busca ya la manera de deslindarse. Jorge Ramos es y ha sido uno de los críticos más severos del gobierno mexicano actual. Ha sido durísimo con Peña Nieto. Ha ejercido su derecho; y nadie; ni en México ni en EEUU ha coartado su libertad. Su opinión podrá gustarnos o no. Sin embargo es válida y tan buena o mala como la de cualquier ciudadano. Y debe ser respetada.

Trump es solo un aspirante, de un partido político. Grave lo que pudiera pasar si un hombre como él llegara a la presidencia de los Estados Unidos de América. Utiliza un lenguaje que difiere muy poco de dictadores. La forma es la misma. Atacar, culpar y victimizarse. Nombres sobran en la historia: Hitler, Mussolini, Franco, Milosevîc, Stalin…

Más grave aún, es que a pesar de los años, las heridas, prejuicios y motivos que dieron origen a la Guerra Civil en los EEUU están presentes aún hoy día. Irónico. En una sociedad cada vez más plural y en un mundo más global, viejos recelos se expanden a la velocidad de la tecnología.

Tremendo reto para los Estados Unidos, su gente y una clase política paralizada; tomada por sorpresa por el mesías de los bienes raíces.

Que tenga un magnífico día.

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