En Primera Plana: Aprendiendo a vivir.

Es poco común ver que con tiempo los hijos aprendan a ser sustentables por sí mismos. O sea, que una vez independizados encuentren solos su camino y sean superiores a papá, o en el peor de los casos igual, aunque la profesión sea diferente, porque no siempre los hijos escogen lo mismo.

¿Como se mide ese grado de superación? Muy simple: observar su entorno. Si ya se casaron o viven en unión natural, que da lo mismo; que haya cordialidad en la pareja, si ya hubo familia, ver cuál es el comportamiento a nivel hogar y si todas las necesidades económicas y de sustento están cumplidas. Entonces estaremos presenciando el nacimiento de una familia y de un hogar, que creándose expectativas de crecimiento, se programa para aprender a vivir.

No todo en la vida es dinero, pero ¡como sirve para solucionar problemas y dificultades! hay que buscar el ahorro de excedentes. Aprender a vivir, es estar en paz con uno mismo y con sus seres queridos; es armonizar con los amigos y saber hacerlos, y mejor conservarlos, pero además porque ese es el soporte de células de una sociedad, saber entender y aceptar a los demás sin rencillas y sin sentirse perseguido o apremiado por sus compañeros.

Aprender a vivir es ser útil a la sociedad donde habitamos, de hacerse necesario en ciertos momentos de la vida, más no indispensables. Es encontrar soluciones a corto, largo y mediano plazo. No las soluciones mediáticas que son siempre emergencias pasajeras. Aprender a vivir es entender al humano, a los viejos, a los abuelos; respetarlos y aceptar su sabiduría, no despreciarla y decirle «estas obsoleto», «perteneces a una generación pasada de moda». Ya que de hacerlo estaríamos cayendo en un desconocimiento total del quehacer diario de la vida, acumular experiencias.

Aprender a vivir es preparar el final de la vida cuando por razones naturales, nos ponemos viejos. Aparecen las canas, las arrugas y es de muy mal gusto estar empeñado en ser joven cuando la fuerzas ya no nos ayudan y arrastramos el peso de los años. Pero con un cumulo de experiencias y soluciones de vida que solo te la da el tiempo. Ahí del hombre que llega a viejo y no tenga una historia auténtica que contar; que triste porque nunca aprendió a vivir. Aprender a vivir es difícil. Pero es más difícil no haber sido feliz y mostrar a los demás no serlo.

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