El 2 de diciembre de 2012, el recién llegado Enrique Peña Nieto anunció la formación del llamado “Pacto por México”, un trabajo de filigrana política de la mano del PAN y PRD para poner en marcha las reformas estructurales que el país necesitaba y que habían sido pospuestas por más de una década.
De inmediato, y no sin algunos sobresaltos las negociaciones para sacar estas reformas. Los roces normales entre partidos de diferente signo político se hicieron evidentes. Presiones y negociaciones, con Madero y Zambrano que por momentos parecieron llegar casi hasta el chantaje. Pero aun así, los liderazgos partidistas prevalecieron y poco a poco fluyeron los cambios necesarios.
El segundo informe de gestión del presidente Peña ha llegado. Hace tres semanas fueron promulgadas las leyes secundarias en materia energética. El ejecutivo federal se ha comprometido ahora si, a echarlas a andar. El compromiso asumido en el pacto se ha cumplido.
El trabajo político que desembocó en el pacto, incluyó negociaciones con las fuerzas políticas presentes. Intercambio de posiciones y respeto a las ya establecidas. Tocando a su fin el calderonismo; muchos funcionarios ligados a esta corriente y al PAN se verían afectados al irse a la calle. No solo fue un cambio de gobierno; fue un cambio de partido. Y si bien estos relevos son normales al fin de cada administración, el nuevo presidente privilegió el diálogo y concertación frente a los propios intereses. El objetivo, real y tangible se ha cumplido: sacar las reformas.
Entonces, ¿empezarán los cambios en las delegaciones, oficinas, departamentos donde no se ha movido a quienes ocupan la cartera? Es de esperarse un movimiento en este sentido. Para el PRI, es momento de darle posiciones a quienes han trabajado duro para obtenerlas. El reacomodo, que se esperaba en 2012 se dará seguramente en las próximas semanas. Ahora; es acción.
Si bien en México cada vez más se va dando una institucionalización del servicio público y los colores partidistas son cada vez menos evidentes en favor de políticas públicas funcionales; los cambios sexenales son esperables y regulares. En particular, en este caso en varias delegaciones federales a nivel nacional, funcionarios ligados al calderonismo y al PAN no solo no han cumplido el mandato, sino en ocasiones han boicoteado el trabajo de la federación. En ocasiones alimentados por la frustración y el odio de no haber asimilado el haber caído al tercer lugar en la carrera presidencial.
Tengo memoria, de que a la llegada de Fox a la presidencia, pese a lo prometido de “sacar a estos barbajanes de los pinos” el ejecutivo entonces se tomó su tiempo para los ajustes necesarios y cambió paso a paso, poco a poco a los funcionarios de su gobierno; pero hubo gente de tercer nivel, incluso de segundo que no solo no fueron removidos, sino además ratificados. Lo mismo pasó en delegaciones estatales. Y la historia tendió a repetirse con Calderón, aunque el afectó mayormente a gente ligada al presidente anterior que pocos y ligeros vínculos mantenía con el PAN. El presidente Peña llegó con el mismo ánimo y disposición a mantener andando al país. Y los cambios se han dado lentamente.
La evaluación de quienes hasta este momento ocupan los puestos es un hecho. Gente cercana al presidente y el PRI necesitan este margen de operación para cerrar la pinza con rumbo a las elecciones intermedias en poco mas de 9 meses. En Yucatán alrededor de 20 delegados y/o funcionarios federales no han sido cambiados. Que pasará, ya lo veremos.
La negociación política no está rota y seguirán los acuerdos. Pero lo que se verá es una participación mucho mas activa del PRI y del ejecutivo federal. Por concluir está el primer tercio del presidente Enrique Peña Nieto. Los siguientes meses serán intensos amarres políticos. Las elecciones del 7 de junio de 2015 marcarán la pauta de lo que sigue. Acción y resultados.
Que tenga un magnífico día.
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