A Ocho Columnas: Lengua larga… y cola corta, por favor.

Hay al menos 3 valores básicos que debieran regir nuestra vida: Honestidad, Humildad y Generosidad. Los tres juntos suelen ser por lo general la mejor forma de enmendar nuestros errores: honestidad para aceptarlo; humildad para pedir perdón y generosidad para enmendarlo. Del otro lado, están los antivalores: cobardía, soberbia y egoísmo. Y vaya que estos abundan.

Ser padre es quizá el regalo más grande que un hombre puede tener. Sin embargo, no cualquiera es digno de serlo. Porque la paternidad acarrea responsabilidades irrenunciables y entrega total. De principio a fin.

Esto a colación por algo que se filtró el pasado fin de semana: el regidor del actual Ayuntamiento de Mérida; Víctor Merari Sánchez Roca tuvo hace poco mas o menos 2 años una relación sentimental con una funcionaria de su partido (Acción Nacional), del cual nació un bebé hace aproximadamente 1 año. Hasta aquí no parece haber nada excepcional, y mucho menos irregular.

Resulta que el regidor en cuestión, no ha cumplido con la manutención del menor; situación que llevó a la madre a presentar una denuncia y demanda de paternidad. Cobardía. Víctor Merari Sánchez Roca, es proveedor del Ayuntamiento de Mérida y presuntamente ha obtenido ingresos superiores a los 240 mil pesos. Además de su dieta como regidor propietario de mayoría que asciende aproximadamente a 61 mil pesos mensuales. Al ser notificado por la autoridad judicial, de inmediato consignó voluntariamente ante la autoridad por concepto de manutención ¡2 mil pesos mensuales! Egoísmo.

Y no para ahí. El regidor se dice influyente y pregona ser amigo de jueces, abogados y funcionarios en diversos niveles de gobierno. Soberbia. La demanda ha seguido su curso y al estar establecido que una pensión digna debe oscilar entre 30 y 40 por ciento de los ingresos del padre, el Juzgado encargado del caso ha solicitado al órgano de transparencia y acceso a la información municipal (UMAIP) los datos sobre los ingresos del regidor. Y hasta el momento sin respuesta alguna. Tortuguismo y opacidad sobre dinero público sujeto al escrutinio de la sociedad.

Nada de lo anterior tendría relación alguna con un partido político. Sin embargo, el partido al que pertenece el regidor, el PAN; ha predicado desde su fundación y valores propios ser un partido humanista, respetuoso de los derechos de los ciudadanos y el respeto a la ley, sin distinciones. Su lema es y ha sido “Por una patria ordenada y generosa, y una vida mejor y más digna para todos”.

Y ¡vaya!, que con su proceder el regidor Merari falta a los principios básicos y éticos de su partido. Pero cuando se trata de hablar de cualquier partido diferente al suyo, lo hace con una enjundia y lenguaje que rayan en la vulgaridad. No ha escatimado recursos verbales y escritos para denostar a personajes del PRI como los son el propio gobernador Rolando Zapata, la ex gobernadora y diputada federal Ivonne Ortega, la senadora y ex alcaldesa Angélica Araujo, y esto solo por mencionar a algunos. No se ha escapado el presidente de la república, así como buena parte del gabinete. Y cuando lo hace, la intención va más allá de la genuina crítica. Polarizada y maniquea. Sumémosle a lo anterior, que su proceder partidista no es del todo transparente. En las pasadas elecciones se dijo que fungía como proveedor del mismo PAN por medio de terceras personas. La respuesta fue el silencio.

¿Que seguiría entonces? Primero, el regidor debe reconocer su falta y pedir disculpas. Empezando por la madre de su hijo. Poner freno de una vez por todas al acoso en contra de ella misma dentro del blanquiazul estatal. Respetando su valía como persona, mujer y madre. Y por supuesto, también a la sociedad, que lo eligió. Segundo; asumir su responsabilidad cabal como padre y hacerse cargo de la parte que le corresponde para con el menor, dándole lo justo, y lleve una vida mejor y digna como propone su partido. Y tercero; siendo congruente con la ética y valores del PAN; solicitar licencia como regidor, aunque esto último se ve muy difícil y lejano en el horizonte.

El 11 de septiembre de 2010 falleció Carlos Castillo Peraza. El último ideólogo y filósofo político del PAN. La percepción es que con el también murió aquel partido congruente con lo que decía y hacía. Han pasado 15 años. Y lejos de ser lo que fueron, hoy son una caricatura del partido humanista fundado por Manuel Gómez Morín. Panistas honestos los hay y habrá. Pero no son la enorme mayoría que solían ser en el seno partidista. Hoy dia, prevalece la hipocresía y la doble moral.

Que tenga un magnífico día.

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