A Ocho Columnas: El Primer Mes.

Sin mayores sobresaltos, han transcurrido los primeros 30 días de Mauricio Vila Dosal al frente del Gobierno de Yucatán. Y digo sin mayores sobresaltos, porque dada la normalidad convulsa por la que atraviesa el país, el simple hecho que en nuestra entidad las cosas fluyan de manera diferente es indicio claro que Yucatán es un mundo dentro de otro.

El gobernador Vila en ningún momento puede; debe y mucho menos asumir que esto es gratuito y menos aún, fortuito. Mauricio Vila lo sabe. Esencial de lo que tendrá que hacer los próximos 6 años al frente del ejecutivo estatal. De encima le ha tocado una circunstancia que ninguno de los anteriores gobernantes locales tuvo, Patricio Patrón incluido: un Gobierno Federal proveniente de un partido opuesto al status quo y dispuesto a destruir el mismo.

Vila sabe que de poco sirven los elogios del Presidente Electo cuando en la práctica las señales que se envían son de un total sometimiento al poder del centro o atenerse a las consecuencias. De ahí la tan urgente necesidad de los amarres y alianzas; dentro y fuera del PAN. La firma del “Pacto por Yucatán” con los Legisladores Priistas por Yucatán abonan a un instinto de conservación, precario si se quiere; que en los próximos meses necesitaran tanto el blanquiazul como el tricolor yucatecos para sobrevivir lo que se avecina.

Falta esperar la conducta que asumirá el futuro coordinador en el estado de las delegaciones federales; Joaquín Díaz Mena, que no puede deshacerse de su panismo por estar hoy en las filas de MORENA. Si me preguntan diré: Huacho no es golpeador, ni grillo. Formado en la política tradicional; sabe el valor de la negociación. Ya veremos cómo se ajusta a la forma de gobernar de Andrés Manuel.

Por eso, más allá del éxito o fracaso de sus políticas públicas, Mauricio Vila constituye (o al menos así parece) un dique para las nuevas políticas que entrarán en vigor el 1 de diciembre. Políticas que distan mucho de lo que hemos estado acostumbrados en al menos los últimos 30 años. ¡Qué va! 40 o 50 años. Jugar con la forma sin olvidar el fondo. Las cartas están sobre la mesa.

Que tenga un excelente día.

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