José E. Urioste Palomeque. Columnista Invitado. —AMLO y el manual del perfecto tirano —. Abril 24, 2020.

A lo largo del tiempo ha cambiado de nombre en innumerables ocasiones. Su uso se remonta a la época de los romanos y se utilizaba para hacer llegar mensajes religiosos. Su nombre original era “propagare” que significa “propagar, extender, ser divulgado”. Sin embargo, la palabra “propagare” ha sido usada también como sinónimo de exageración, falsedad y abuso; significa “Propaganda”.
La propaganda como tal, significa expansión, diseminación, multiplicación rápida. Consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que busca influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta. Podemos decir que la propaganda, como todo, no es mala; lo malo es el uso que se le da.
Durante la historia de la humanidad, ha habido múltiples hombres y mujeres que han deslumbrado a las masas con discursos de cambio para que una vez que llegan al poder, volverse incluso, peores que aquel sistema o gobierno que derrocaron.
En la Alemania nazi, Joseph Goebbels elaboró una serie de principios basado en otros que ya existían y los perfeccionó, para el manejo de la propaganda que, como puntos de partida, siguen igual de vigentes al día hoy.
La mayoría de los líderes que han llevado a cabo esta metodología tienen los mismo en común. Son dictadores en potencia, y su conducta ha sido estudiada una y otra vez. Se han derramado ríos de tinta al respecto, lo más triste es que pareciera que nadie aprende de la historia. “Quien no conoce la historia está condenado a repetirla” dice un viejo dicho y en México, vamos por ese camino.
Andrés Manuel López Obrador pareciera que sigue “El Manual del Dictador” o para explicarme mejor, ha construido sus bases y su sistema de gobierno con base en una compilación de estrategias y tácticas que históricamente han seguido los dictadores del mundo.
Referencias, lamentablemente hay demasiadas. Desde Khorloogiin Choibalsan en Mongolia, Ramfis Trujillo en república Dominicana, pasando por Stalin, Hitler o los siempre conocidos gobiernos dictatoriales latinoamericanos como Cuba o Venezuela por nombrar algunos. Todos ellos siguieron un patrón que buscaba exactamente lo mismo: Perpetuarse en el poder por medio del sometimiento y la adoctrinación.
A continuación enlisto algunas de las maniobras que Andrés Manuel López sigue para perpetuarse en el poder.
AMLO utiliza a la perfección el “Principio de simplificación y del enemigo único” de Goebbels, al adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario en un único enemigo. En nuestro país ese “chivo expiatorio”, son los “conservadores” también llamados por AMLO “fifís.” Una arcaica manera de referirse a la gente de dinero.
Originalmente el enemigo único era “la mafia del poder” misma que hoy, es parte de su gobierno. AMLO enfrenta a los mexicanos todos los días en ricos contra pobres. “los fifís”, los “conservadores,” los “neoliberales”, que son culpables de todos los males y son enemigos del “pueblo bueno”.
Otro principio sumamente utilizado por este gobierno de la “Cuatro- té” es el control de los medios masivos de comunicación por medio del miedo. Cada vez que un periodista cuestiona a AMLO o sus acciones de gobierno, miles de bots se lanzan en su contra. Ha llegado al grado que estos bots ponen públicamente la dirección del domicilio del periodista, su teléfono privado e información de su familia. A eso, hay que sumarle que el presidente en sus conferencias mañaneras se dedica a denostar a esos periodistas “fifís” y medios masivos de comunicación. Esta misma semana expresó: «No hay en México un periodismo profesional, independiente”. AMLO quiere que los medios de comunicación, tanto públicos como privados estén sometidos al poder presidencial. Medios sumisos que aplaudan y que no cuestionen.
Reporteros sin Fronteras en su informe del 2020 ubica a México como uno de los “lugares más peligrosos del mundo donde ejercer el periodismo”.
Para que un dictador pueda perpetrarse en el poder, requiere de dos cosas:
A. Dinero. De ahí que quieran que las AFORES sean manejadas por el “Banco del Bienestar.” Hablamos de billones de pesos. Una muy fuerte cantidad de recursos.
B. Poder y control total. Actualmente el gobierno de López tiene el control en el congreso y es una constante ver cómo está tratando desesperadamente de también controlar el Poder Judicial el cual un día sí y al otro también persigue, difama y calumnia. De igual manera, va contra la autoridad electoral y la autonomía del Banco de México. Por ello quiere controlar el aeropuerto, quiere un tren que le permita crear logísticas de suministros y quiere las refinerías. Quiere que el gobierno provea el internet, sea banco, tenga universidades y hospitales. Todo debe ser controlado por él.
Como todo autócrata Andrés Manuel López Obrador busca lo que se conoce como “El culto a la personalidad” un concepto influido por Nikita Jrushchov en el año 1956 que es una elevación a dimensiones casi religiosas o sagradas de figuras de líderes carismáticos en la sociedad o la política. De ahí que las mañaneras sean usadas como púlpito religioso donde AMLO, se presenta como figura divina. Un salvador de la patria que está a punto del abismo. Para ello usa a sus patiños como son los “periodistas de primera fila” que enaltecen su imagen y esta es exacerbada con comentarios como el del Subsecretario de Salud López Gatell quien afirmó que AMLO no se contagiaría de COVID-19 ya que “su fuerza es moral y no de contagio.” (SIC)
El adoctrinamiento es clave para perpetuar al dictador. El adoctrinamiento es igual a votos. De ahí que 400 mil millones de pesos son destinados a programas sociales que se entregan sin ningún control y que son gigantescos actos de propaganda y compra de votos. Por ello vemos las grotescas alianzas de AMLO y MORENA con los repugnantes sindicatos de maestros que tanto daño han hecho al país. Eso garantiza el adoctrinamiento en las aulas de los niños, quienes votarán en el futuro.
En esa metodología para perpetuarse en el poder, existen muchos otros puntos que este gobierno sigue al pie de la letra como son los actos de terrorismo y violencia para controlar las masas. Para ello, el gobierno de la “cuatro-té” prefiere hacer uso de lo existente y se niega rotundamente a enfrentar al crimen organizado. El último informe oficial indica que en marzo hubo 2,585 homicidios dolosos, lo que representa un promedio diario de 83 asesinatos por día en todo el país. En febrero, la cifra fue de 2,352 homicidios. Todos en México y en el mundo recuerda cuando AMLO ordenó la liberación del hijo del Chapo Guzmán y las deferencias para con la madre del capo. En cualquier otro lugar, eso sería indicio de una alianza entre el poder y el crimen. Excepto en México, porque el señor presidente así lo afirma.
No podemos hacer a un lado dos factores fundamentales. El pago de favores a las élites que como ejemplo más claro está Salinas Pliego quien ha sido favorecido una y otra vez por este gobierno -sin hacer a un lado las miles de las obras y contratos públicos sin licitación- y por supuesto… la mentira.
«Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»
Andrés Manuel es el rey de la mentira y las medias verdades. En sus mañaneras se le ha detectado que el 56% de lo que afirma es falso o engañoso.
Mexico hoy se enfrenta a un hombre que ha prometido luchar contra la corrupción, pero su gobierno es opaco. Ha prometido respetar los derechos humanos, pero menosprecia los movimientos feministas, a la comunidad LGBTQ, los activistas y ambientalistas. Un hombre que habla de ley y justicia, pero libera a presos, presiona al Poder Judicial y es el primero en no acatar la ley. Un hombre que clama bienestar, pero en vez de crear empleos y oportunidades ataca a los empresarios mexicanos y los pone contra la pared. Ese mismo hombre es el que ha prometido no “reelegirse” y no perpetuarse en el poder.
Tal vez muchos le crean… yo no.
José E. Urioste Palomeque
Para The Yucatan Times / Times Media Mexico
Merida Yucatan, Mexico
Abril 24 de 2020

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