A Ocho Columnas: Etica y transparencia.

Sin duda uno de los valores de la democracia es la transparencia. Y de la mano va la rendición de cuentas. Es obligación de nuestros gobernantes hacerlo. Y de los gobernados exigirlo. Debieran ser no excluyentes uno del otro. Desafortunadamente es una práctica que sigue encontrando mucha resistencia en muchos personajes de la política y aun, penosamente no es regla general.

Sin embargo, justo es reconocer que también los hay. Y sin distingo partidista o colores en particular dan cabal cumplimiento a una mínima obligación de los gobernantes para con los ciudadanos.

Hace pocos días, un medio digital; un portal publicó una nota sobre supuestos terrenos y propiedades adquiridas por el diputado federal por Yucatán, Francisco Torres Rivas al amparo del poder público y en situación por lo demás “oscura”.

El diputado Torres, “Panchito” como es conocido en la sociedad de inmediato salió a aclarar el punto. Son bienes que están a su nombre, legítimamente adquiridos, incluso algunos desde años antes de desempeñarse en el servicio público. Pidiendo su natural derecho de réplica, acudió al medio en cuestión y aclarar la situación.

No solo no fue recibido, sino que ni siquiera le permitieron pasar al interior del edificio. Mucho menos el derecho de réplica. La respuesta, vaga, burda y sin sentido. Las redes sociales se llenaron de comentarios en contra de esta actitud; incluso de personajes que en general suelen ser muy críticos con el diputado Torres Rivas. Del medio y periodista en cuestión, omitiré el nombre. No pretendo hacerle el caldo gordo a nadie; además entre sastres no nos cobramos las hechuras, como reza el refrán.

La ética periodística ausente por completo. Cuando se trata de una investigación, el medio debe soportar las acusaciones con pruebas. De ahí el enorme reconocimiento que suele acompañar a un trabajo de investigación en este sentido. Por el riesgo, que incluso puede representar el obtener información de este tipo. Y de estos periodistas, hay pocos.

De lo contrario, se suele querer pasar una opinión (necesaria para la correcta proyección del sentir social y público) como un trabajo de investigación, sin el rigor metodológico del mismo y carente de sustento. Porque si bien, cada persona tiene el derecho a pensar y expresar lo que le parezca; cuando se trate de acusar debe ser fundamentado.

¿De verdad es tan difícil esto? Parece que si. Desde que cualquier cosa que se publique en redes sociales se toma como una verdad sin lugar a dudas. En la era de la post información, hablar con la verdad o al menos opinar de manera razonada es visto como una debilidad cuestionable.

La ética es hoy casi una quimera. Anticuada e inútil. ¿Para qué ser ético si no deja dividendos?

Ya lo decía Umberto Eco. En las redes sociales, habita toda una legión de idiotas.

Que tenga un magnifico día.

Comentarios a: emollerb@live.com

Twitter: @EMollerB

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