Al Punto: Suciedad Innecesaria.

Mérida está ardiendo; y cabe aclarar que no solo es por la temperatura que ha alcanzado en los pasados días. Mérida está ardiendo porque las campañas políticas están causando en la ciudadanía el mismo sentimiento que produce el calor. Hartazgo, flojera, saturación, incomodidad.

Como ciudadanos, hemos sido testigos de algo particularmente interesante. La mutación del PAN, partido tradicionalmente opositor, sensato y conservador, convertido en un “bully” político que se ha dedicado a golpear, atacar y hacerse notar gracias a las perniciosas técnicas de marketing político emanadas de Antonio Solá, publicista de origen español conocido por su maestranza en el adestramiento de las armas de la “guerra sucia”.

Oneroso de contratar, el español naturalizado mexicano es un mercenario de la campaña política, padre del lema “López Obrador un peligro para México” en 2006 y lo mismo ha trabajado para el “Kichnerismo” argentino con Cristina Fernández de Kichner, como para Otto Pérez Molina, del Partido Patriota de Guatemala, representante de la derecha recalcitrante o Germán Martínez, exdirigente nacional del PAN, para las elecciones federales de 2009. Sin duda, un tipo diestro y habilidoso, que sabe usar el rumor y el cuchicheo para lograr la contracampaña política, robusteciendo la provocación y el embate por encima de las propuestas de trabajo realistas y plausibles. Un gran especialista en hacer de un adversario un enemigo.

Si revisamos minuciosamente la campaña de Mauricio Vila y el PAN, podremos ver la mano que mece la cuna, siendo lo más cruel de esta técnica, lo que roba y resta, pero no a los candidatos opositores; no a Nerio Torres del PRI, Carlos Carbajal del PRD o Ana Rosa Payán de Movimiento Ciudadano. No, lo que roba y resta al candidato de Acción Nacional, Mauricio Vila quien es una persona joven y profesional, con talento y labrándose una trayectoria política, quien erróneamente, en vez de presentarse como tal, junto con sus propuestas, sigue una línea que en otro momento funcionó, cobijado por un Diario de Yucatán cuya credibilidad es proporcional a su circulación actual, planteando propuestas mediocres, no factibles y cual Don Quijote que ha perdido la razón.

Exhibe terribles enemigos irreconciliables, amenazas inexistentes, apostándole al miedo y la zozobra, tratando de explotar la sensación de inseguridad, resentimiento y divisiones sociales que en efecto existen, siempre han existido y continuarán existiendo hasta que no se logre hacer una real diferencia en la sociedad general, cosa que no sucederá en el corto plazo, gane quien gane.

Por todo lo anterior, me pregunto como ciudadano ¿Por qué habría de votar por un candidato que le apuesta a lo negativo y azaroso? ¿Por qué habría de votar por un candidato cuya gente ha demostrado ser absolutamente intolerante? ¿Por qué habría de beneficiar con mi voto a un partido que se ha vuelto un bully político?

Como ciudadano y ex alumno marista me enojó y ofendió tremendamente el circo que intentaron vender a la opinión pública con relación a la invitación hecha a Nerio Torres Arcila en la Universidad Marista. El video completo y sin editar está en las redes sociales, nunca se le negó a nadie preguntar, el micrófono estuvo abierto y se hicieron cuestionamientos fuertes e incómodos al candidato, pero como todo, el evento tuvo un inicio de la misma manera que llegó un final y la moderadora dio fin al evento, lo cual derivó un berrinche que cual crío malcriado se tornó en agresión y violencia en redes sociales, con “trolls” que intentaron -a como diese lugar- desacreditar el evento junto con personas de trayectoria impecable como el rector Miguel Baquedano, Pablo Cicero o la señora Sinué Carrillo, pero peor aún, desacreditar a una institución que ha formado gente de bien desde sus inicios en Yucatán por ahí de los 1,900. Me pregunto: ¿A eso hemos llegado? ¿Al punto donde se vale hacer todo lo que se tenga que hacer con tal de ganar? ¿Se vale tanta suciedad?

Los señores del PAN hoy le apuestan a todo lo que tradicionalmente criticaron, acusan a diestra y siniestra, olvidando que quien escupe al cielo, corre el riesgo de recibirlo de vuelta en la cara. Hablan de corrupción y olvidan el tristemente célebre escándalo protagonizado por Xavier Abreu Sierra en la Secretaría de Desarrollo Social con el programa de cría de borregos, en conjunto con su operador político y financiero, Alberto Carrillo Gutiérrez “El Bubu” separado del cargo por el mismo Abreu al destaparse la cloaca, pero no contento con esto, tan pronto impusieron a Xavier Abreu como candidato del PAN a la gubernatura, Carrillo Gutiérrez participó activamente en la campaña y luego, tras su derrota, le fue dado un puesto federal y de nuevo ¿a quién se llevó con él? Al mismo al que obró el escándalo, Alberto “El Bubu” Carrillo Gutiérrez, siendo este tan solo uno, de muchos otros ejemplos absolutamente irrelevantes en la época actual.

Los tiempos de campaña electoral han sido acortados, la mayoría de los candidatos han utilizado (o al menos han intentado) nuevas estrategias para que en ese lapso de tiempo puedan alcanzar la mayor cantidad posible de cobertura, darse a conocer y en lo posible presentar sus plataformas de campaña. No Acción Nacional, no el señor Mauricio Vila, que se mantiene en la retórica de la acusación, el baño de pureza y la pontificación detrás de cada discurso.

Queda poco tiempo para las elecciones, pero el suficiente para retomar el rumbo, dejar atrás la necedad, el dicho fatuo y la promesa vacía. Quizá el señor Vila recapacite y entienda que el fin no justifica los medios, que solo en una ecuación matemática la suma de dos negativos hacen un positivo, mas no en la vida real, pero sobre todo, encima de lo antes expuesto, que la mayoría de los ciudadanos estamos hartos de ser utilizados para fines que solo y solo sirven a sus intereses y los de sus partidos políticos.

Al Punto.

Comentarios a: leonardo_aleman73@outlook.com

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Un comentario

  1. De todo lo dicho, solo esto es imparcial y verdadero. – Mérida está ardiendo; y cabe aclarar que no solo es por la temperatura que ha alcanzado en los pasados días. Mérida está ardiendo porque las campañas políticas están causando en la ciudadanía el mismo sentimiento que produce el calor. Hartazgo, flojera, saturación, incomodidad.

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